Determinaciones de lo ajeno.
Si no soy yo quien dicta esta sentencia, ¿quién habla?
He dejado de sentir privación y acudo a mi trabajo.
Atrás queda la imposible identidad de los anhelos,
el viejo sentir de las palabras, el signo de los tiempos.
Mañana será la claridad o una vuelta atrás,
a manos de toda teoría soberana, extraña a la experiencia.
Un vuelo bajo que arremete contra el límite lógico de la prudencia.
Descorazonador como esta cruz que se levanta en el aire.
Inmenso páramo ahora abandonado, límite lógico de la experiencia,
como una verdad acostumbrada a temblar en las rajaduras del viento.
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