Generosa tachadura de lo escrito.
Una prueba de vida en el umbral de los afectos.
Un callejón sin salida.
Insólito borrón que salda deudas, quiebra los cristales del sueño.
Ahora, en el límite de lo desconocido.
Ahora, en la cárcel del tiempo.
Yo soy otro; yo soy el que se oculta.
Yo soy el que camina de espaldas a la vida.
El dolor permanece, incólume, en las entrañas del duelo.
La belleza se impone, inhóspita, en silencio.
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